Propiedades de la varilla corrugada para construcción
De acuerdo con las opiniones de numerosos expertos industriales en el ramo de la construcción, la industria del acero en México no tiene nada que envidiar a sus pares estadounidenses y europeos, pues trabajan con los mismos equipos y maquinaría, y llevan a cabo los mismos procesos y controles de calidad.
Las normas mexicanas al respecto obligan a los fabricantes a cumplir con altos estándares en diversos aspectos: composición química, acabados y proporciones. Las consideraciones para satisfacer éstos requisitos han variado poco en los últimos cincuenta años, lo cual dice mucho a favor de la calidad de los materiales de construcción elaborados en el país.
El acero que se utiliza para reforzar estructuras – que es liso y no corrugado- puede ser de tres grados diferentes dependiendo de sus cualidades en cuanto a su dureza y elasticidad. Lo anterior en razón de los diversos fines a los que puede servir, los cuales están contemplados en los procesos de producción.
En cuanto a la varilla corrugada, que es el material de construcción más utilizado junto con el cemento, existen también diferentes tipos que varían de acuerdo a sus propiedades: composición del acero y diámetro, los cuales afectan directamente su resistencia; longitud y tensión, así como el tamaño de las corrugas y la separación entre ellas. Esta última característica se relaciona con la adherencia de la varilla con el concreto.
La varilla corrugada es sumamente versátil pues puede colocarse tanto como soporte inicial que como refuerzo secundario de una estructura. También para formar vigas, colocar columnas, para unir dos piezas de concreto en espacios amplios y como contrapeso para equilibrar las edificaciones.
Para resistir la oxidación, la varilla corrugada pasa por un proceso de laminación a muy altas temperaturas, mediante el cual se recubre la superficie de la barra de acero con una capa de óxido de fierro. De este modo, la pieza queda protegida contra los elementos y se previene la corrosión, identificada como una porosidad que surge con el tiempo en el núcleo de acero de otros materiales semejantes a los que no se les aplica esta protección.
En todo caso, siempre se presentará un cierto grado de oxidación, pero si se le da el mantenimiento adecuado, limpiando la superficie con un cepillo de alambre, no se verán afectadas sus propiedades de resistencia.
De igual manera, las varillas pueden ser sometidas a un proceso conocido como envejecimiento artificial, el cual tiene como resultado el mejoramiento de las propiedades físicas del acero. Este proceso consiste en una oxidación superficial, semejante a la que ocurre de manera natural con el paso del tiempo.
En resumen, la varilla corrugada puede utilizarse indistintamente en todas las partes y etapas del proceso de construcción, pero se debe tener cuidado de que su estado sea el óptimo, pues no es recomendable confiar en las capacidades de una pieza corroída o con las corrugas limadas.